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domingo, 23 de febrero de 2014

Probando las angulas en el Restaurante La Arboleda


El pasado miercoles, un amigo se empeñó en invitarme a cenar en el Restaurante La Arboleda aprovechando la Quincena de la Angula del restaurante.

Si ya es dificil para mí decir que no a una invitación para comer, ni os cuento lo dificil que es decir que no cuando un amigo se empeña en invitarte a La Arboleda... así que opté por la opción más lógica... caer en la tentación y decir que sí.

 


Y allí estaba yo, un jueves por la noche atravesando una desierta Calle Ardigales dirigiendome de nuevo a ese templo gastronómico que es La Arboleda (para mí gusto, el mejor restaurante de Castro Urdiales).

Pudimos disfrutar una vez más de sus tradicionales especialidades: las rabas, estupendas como siempre, la nécora a la plancha, esas almejas deliciosas, unas gambitas de Huelva.... tampoco faltó la tradicional terrina de foie, calentita con sus mermeladas...

Todo excelente, según lo previsto. Y de pronto, llegó el plato estrella de la noche... unos huevos con angulas, si si, con angulas, de las de verdad, de las que tienen ojitos!!

   

Dado que no había comido angulas anteriormente, me tiré un buen rato mirándolas embobado.

A la vista, la principal diferencia con las "gulas" son precisamente los ojos. En la boca la cosa cambia, la mordida es diferente con un ligero y muy sutil "cras-cras" motivado por la diminuta espina del animal (no olvidemos que es un pez y como tal, tiene espina). También destaca un sabor, más intenso a pescado que el que se puede encontrar en las gulas.

 

En la receta que teníamos delante, las angulas se presentaban con su refrito de ajos y guindilla coronando dos huevos fritos. Santos Guerrero, el dueño de la Arboleda, nos recomendó romperlo todo como si de unos huevos rotos se tratase. Dicho y hecho. 

Es dificil describir un plato así. La untuosidad del huevo envolviendo el sabor de las angulas y el "garrote" del refrito de ajos, el ligero toque de la guidilla... un plato de 10 que merece la pena probar.

 

En cuanto a las angulas, pues diré que por su precio obviamente no son para comerlas todos los días y que si me das a elegir igual prefiero comerme un buen pescado o un bogavante (que encima son más baratos)... pero ¡qué demonios! merece la pena darse el capricho de vez en cuando y comerse unas buenas angulas aprovechando que ahora están un poco más asequibles que en otras fechas.

En resumen, creo que es muy buena idea por parte del restaurante La Arboleda la organización de estas jornadas, que permiten a sus clientes darse el capricho de probar un plato tan exclusivo.

Por mi parte me llevo una velada excepcional y una tarea pendiente menos en mi lista de gastrónomo aficionado.
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  • Probar las angulas ✔ 
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Un saludo y gracias a todos por leerme :-)

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