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miércoles, 28 de marzo de 2012

Restaurante 24 de la Paloma (Burgos)



Teniamos pendiente disfrutar de uno de los regalos que nos trajeron los reyes la pasada Navidad, un pack "Estancia con Encanto" de La Vida es Bella. El pack constaba de una noche en alojamiento y desayuno, y decidimos disfrutarla en el Hotel Vía Gótica de Burgos.


La verdad es que el hotel nos encantó. Inaugurado en 2011, el Hotel Vía Gótica es un tres estrellas moderno y decorado con mucho gusto. Lo que más nos gustó fue su ubicación y las vistas a la Puerta de Santa María y a la catedral (si vais algún día, pedid las habitaciones con vistas, las que acaban en 1 o en 2).

Vistas desde la habitación del Hotel Vía Gótica (Burgos)

Destacar también del hotel que disponía de WIFI gratis (esto hoy por hoy tenía que se como el agua caliente) y de un netbook en cada habitación, lo que me pareció un auténtico puntazo a su favor.

Pero este artículo no pretende hablar del hotel (aunque se merecía al menos un párrafo), sino del restaurante que visitamos por la noche para cenar en Burgos.

Se trataba del restaurante "24 de la Paloma", llamado así por estar situado en el número 24 de la calle La Paloma, muy cerquita de la catedral de Burgos y en el que habíamos reservado días antes a través de su página web, de forma muy cómoda y rápida (nos confirmaron la reserva por email tan solo unas horas después).

Rodeado de restaurantes que ofrecen básicamente sopa castellana y cordero asado, la carta del 24 de la Paloma supone un soplo de aire fresco en un entorno tan tradicional y castellano como el centro histórico de Burgos, aunque sin olvidar los productos de la tierra y sin dar la espalda a las recetas más tradicionales.

Así mismo, la decoración y la ambientación del restaurante se encuentran alineadas con la línea vanguardista y de fusión que trata de transmitirse desde los fogones: música jazz, decoración con piedra y maderas...

Vista del salón inferior del Rte. 24 de la Paloma
Cuando llegamos, el restaurante se encontraba vacío, pese a que poco más tarde mostraba buena entrada. Tras acompañarnos a la mesa, el camarero no entregó las cartas. Me sorprendió el grosor de la carta de vinos (según su web, con más de 600 referencias).

Nos decidimos por el menú degustación, un menú que se podía configurar al gusto del consumidor y que constaba de los siguientes platos:
    

- Aperitivo a elección de nuestro cocinero.
- Elegimos una entrada fría.
- Elegimos una entrada caliente.
- Elegimos un pescado.
- Elegimos una carne.- Prepostre del día.
-Torrijas de Burgos, tofe y helado de dulce de leche.
La bebida no estaba incluida. Pedimos una copa de ribera del duero (Arroyo, joven 2010) y agua.

Os pongo a continuación las fotos de los platos y algunos comentarios sobre los mismos. Todas las fotos se corresponden a la ración por persona de los platos.

Después de una pequeña degustación de aceite con los panes de sabores que nos ofrecieron (de tomate, de aceitunas, de cebolla, de semillas...), comenzamos con el aperitivo, que se presentaba tibio, en un vaso pequeño. Estaba sabroso, los sabores combinaban bien  y cumplía bien su función de abrir boca.

Crema de boniato con espuma de levadura y crujiente de frutos secos

El entrante frío que elegimos fué la ensalada de salmón y naranja, que se presentaba en dos partes. Por un lado la ensalada de verduras y brotes y por otro lado el salmón propiamente dicho, presentado en lascas de cierto grosor intercaladas con gajos de naranja pelada.

Como puede apreciarse en la foto, el salmón estaba crudo, simplemente marcado en la sartén. Para dos amantes del sushi como era el caso esto no supuso ningún problema, pero para la gente más reticente a comer pescado crudo puede resultar desagradable.

En este caso, además los cortes de salmón eran excelentes y para mi gusto la combinación de sabores resultaba genial y nos apuntamos la idea de incorporar tacos de salmón similares en nuestra ensaladas de casa.
Ensalada de salmón salvaje, naranja, brotes y verduras crujientes
 Nuestro entrante caliente fueron unas mollejas de cordero, con puré de patata y crema de ají (picante, su sabor me recordó al especiado de los pinchos morunos).

Las mollejas estaban extratiernas y el empanado que llevaban no era para nada pesado. El sabor del conjunto quedaba correcto aunque no fue un plato que me sorprendiera demasiado.
Mollejas de lechazo, puré de patata trufado y ají rojo.
Como plato de pescado nos decantamos por el atún rojo. El atún rojo suele prepararse de forma que la parte central quede prácticamente cruda. De nuevo esto puede molestar a los más aprehensivos. No era el caso y disfrutamos de una pieza de atún excelente, cuya cubierta de sésamo recordaba a algunas recetas de la cocina japonesa.

Atún rojo, sésamo y pimientos de Padrón
 A la hora de la carne nos dectantamos por un clásico que no suele fallar. Y no lo hizo, el solomillo se presentaba en su punto justo, y la pieza era bastante hermosa (no se aprecia bien en la foto).

Se presentaba cubierta con una reducción dulce, y acompañada de manzana, foie y una espuma que no conseguí identificar pero que por el nombre del plato debía de ser espuma de manzana.

Como os digo, el solomillo no defraudó pero me quedé con las ganas de probar el steak tartar, que sí pidieron en una mesa cercana y cuya preparación en vivo por parte del camarero me resultó muy llamativa.
Solomillo al foie con manzana del Valle de Caderechas en texturas

Llegados a este punto, ya nos dábamos por más que cenados, pero nos quedaban los postres, concretamente el "prepostre" y el postre del menú.

Me gustó el concepto "prepostre" que no había oido nunca... en nuestro caso fueron unos buñuelos de manzana con miel y canela. Interesantes.

Buñuelos de manzana con miel y canela
 El postre del menú degustación era una torrija de Burgos con helado de dulce de leche. La verdad es que la torrija por si sola no me convenció... demasiado "poco dulce". No obstante, al juntarla con el helado de dulce de leche (excesivamente dulce) la cosa se equilibraba y el resultado no era del todo malo. Aún así, creo que la torrija podría haber estado mejor.

Torrija de Burgos, tofe y helado de dulce de leche

Por último, acompañando a unas infusiones nos sacaron unas pastitas para completar la velada.

Pastitas de té

Durante toda la cena los camareros fueron muy correctos y atentos y el servicio fue perfecto, con muy buenos tiempos entre plato y plato.

El precio del menú degustación fue de 38€ + IVA. En total, incluido agua, vino e IVA (a los tés nos invitaron) pagamos 85€ (a algo más de 42€ por persona).


La verdad es que el restaurante 24 de la Paloma me pareció un sitio muy interesante. Pese a que no puedo compararlo con ningún otro local de la zona, creo que es una muy buena opción para comer o cenar en Burgos.

Además de una cocina moderna y atrevida, en la carta disponen de platos más tradicionales para que todo el mundo pueda encontrar algo a su gusto. De hecho, además del menú degustación disponen de un menú más tradicional pero con algunos toques innovadores.

En cuanto al precio, no me pareció nada caro, teniendo en cuenta las cantidades y las calidades de los productos que pudimos degustar. Sobre todo comparado con los menús degustación que podemos encontrarnos por Bilbao o Castro Urdiales, en donde esta misma cena hubiese salido más cara seguro.

Recomendaría el restaurante 24 de la Paloma a todo el que desee probar la cocina burgalesa con un toque más moderno, distinto al del resto de locales del casco histórico de la ciudad. Perfecto para parejas o grupos.

Restaurante 24 de la Paloma


Ver Restaurantes Castro Urdiales... y más en un mapa más grande

1 comentario:

Aniña (@vampyevil) dijo...

Conocía el hotel pero el restauramte no, me lo apunto. besitos.

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