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jueves, 16 de junio de 2011

De vuelta en el Restaurante La Arboleda (Castro Urdiales)

Llevo desde ayer dando vueltas a la mejor forma de enfocar este artículo, y creo que lo más correcto es contarlo tal cual sucedió.

Todo empezó el martes 14. Unas horas antes, había colgado el artículo del Restaurante La Arboleda de Castro Urdiales, un articulo más de tantos (ya son más de 50) que tiene el blog.


A eso de las 14:30, suena el móvil. Contesto.

-Soy Santos del Restaurante La Arboleda de Castro Urdiales.
-(trago saliba) ¡Dime Santos!

-Oye que me ha encantado el artículo que has escrito (respiro), has sido muy sincero y me gustaría invitaros a cenar un día de esta semana.

¡¡Era la primera vez desde que comencé con el blog que un restaurante me proponía una invitación!! Acepté, como no puede ser de otra manera y ayer nos presentamos puntuales en el restaurante La Arboleda para asistir a un autentico festín preparado por y para nosotros.

El panorama era muy distinto al del fin de semana. Encontré aparcamiento con relativa facilidad. No había bullicio en la calle Ardigales y el restaurante se encontraba vacío.



Nuestro anfitrión se encontraba en la puerta, se apresuró a saludarnos nada más llegar. Sonreía.  "Hoy vais a estar más tranquilos que el sábado" bromeó haciendo un barrido al salón vacío, "y váis a comer lo que yo quiera". Su tono transmitia la seguridad de aquél que sabe de antemano que va a triunfar.

Mientras nos acomodabamos, y esperábamos a que se iniciará el menú que nos habían preparado, aprovechamos para hacer balance del artículo publicado en el blog unos días antes. "Ha venido mucha gente diciendome que habíamos salido en muchocastro" nos contó.  "Me ha gustado el artículo porque has sido muy sincero, de lo contrario no te habría llamado para invitarte a cenar hoy, ah, y no hace falta que pongas en el blog nada de esta cena, pero si pones algo, quiero que seas igual de sincero que lo has sido en el otro".

Le aseguré que así sería al tiempo que nos traían el primero de los platos que ibamos a degustar esa noche "todo lo que vais a probar son especialidades nuestras" nos explicó Santos, cuando llegaron las rabas encebolladas.

Curiosamente, nos contó que  había gente que pedía las rabas con jamón y nos puso un poquito para probar. Al principio me chocó un poco la mezcla (¿rabas con jamón?) pero la verdad es que combinaba bien el sabor.

Las rabas estaban muy tiernas y traían muy poco rebozado, lo cual para mí fue genial porque me suele cansar mucho el rebozado de las rabas. La mezcla con la cebolla pochada le daba un sabor riquísimo. Por ponerle un pero, el plato estaba un poco frío... dado que nos las sacaron enseguida, supuse que llevaban esperandonos un rato. 


Continuamos la cena con una nécora a la plancha.  La verdad que no soy muy amigo de pelearme con el marisco, y generalmente suelo "pasar" de las nécoras... ¡demasiado trabajo para tan poca recompensa!  Como curiosidad, Santos nos explicó que para hacerlas a la plancha y que queden bien, la unica forma es que estén vivas cuando las troceas.

Lo cierto es que el sabor de la plancha le da un toque distinto y si bien sigo prefiriendo otros mariscos, he de decir que la nécora estaba rica y que tenía bastante más carne de lo que parecía a simple vista.



El siguiente plato de nuestro menú particular eran unas almejas a la plancha. Seis para ser exactos, suficientes para poder probarlas.

Personalmente fueron el plato que más me sorprendió de toda la cena. Creo que fueron unas de las mejores almejas que he comido nunca. La salsa muy muy suavecita invitaba a bañar a la almeja antes de meterla en la boca. El mordisco resultaba muy suave, nada cauchoso. Realmente deliciosas.




El último de los entrantes que íbamos a probar esa noche era una terrina de foie que se presentaba templado y con dos mermeladas. A destacar la mermelada de naranja que nos sorpredió mucho. Poco que decir de la terrina, es un clásico de muchos restaurantes me gustó pero no hasta el punto de sorprenderme como lo habían hecho las almejas.


Llegabamos al plato fuerte. Se trataba ni más ni menos que de un bogavante a la plancha, servido ya en dos mitades, una por cada comensal y con todo el instrumental necesario para poder aprovecharlo al máximo.

Aunque no se aprecie muy bien en la foto, el bogavante tenía buen tamaño y mucha carne en su interior. Ciertamente disfrute "peleandome" con él... El punto estaba perfecto y el sabor de la plancha, una vez más, le daba el toque definitivo.



De postre tomamos el refrescante surtido de helados que ya habíamos disfrutado días antes y que está buenísimo. Muy fresquito para ayudar a bajar la cena. Para beber nos pusieron un albariño, Condes de Albarei, muy bueno.

La única conclusión que puedo hacer sin faltar a la verdad es que la cena fue estupenda. En primer lugar porque no tuvimos que pagarla (esto siempre ayuda), y en segundo lugar porque todos los platos que pudimos probar estaban riquísimos. Además, las raciones de los entrantes fueron las justas para poder probarlos e hicieron que la cena no fuera demasiado copiosa.

Por lo demás, me quedo con la sensación de haber conocido a una persona apasionada de su trabajo, que disfruta viendo disfrutar a la gente en su casa. Una persona entregada a la ilusión de un proyecto que desde la modestia lucha por ser más grande cada día.

No puedo sino dar las gracias a todo el equipo del Restaurante La Arboleda de Castro Urdiales por la invitación y por hacernos sentir tan cómodos en un salón tan vacío. Como me dijo la camarera que nos atendió, "quien prueba, vuelve" y sin duda volveré. Otra vez.



RESTAURANTE LA ARBOLEDA (Castro Urdiales)
  • Dirección: C/ Ardigales, 48 39700 Castro-Urdiales
  • Teléfono: 942 871 993


Ver Restaurantes Castro Urdiales... y más en un mapa más grande

1 comentario:

Unknown dijo...

Restaurante que no tiene carta y nunca sabes lo que te va a cobrar, el "jefe" cobra lo que le viene en gana. De primero rabas de calamar, excesivamente saladas, se lo decimos al "jefe" y dice que está sin revolver, pero revolviendo las rabas empeora. De segundo Anchoas, esta vez completamente sosas, solo con una ajada, estaban un poco bravas. De tercero Un rodaballo para dos, eso si muy fresco pero soso y crudo. Otra vez problema. De postre Tarta de Torrelavega, lo unico que estaba bueno. Bueno pues todo esto con una botella de Albariño Condes de Albarei. Nos cobran (atraco) 85 Euros, sin detallar en la nota nada, así por que sí. En fin restaurante MUY POCO RECOMENDABLE. Ah, se me olvidaba nos invita a unos chupitos, que por cierto eran caseros y estaban dulces como demonios.

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