En ella nos cuenta su experiencia en el Restaurante President de Castro Urdiales. Sin más dilación os dejo con Alazne y su experiencia en el President.
RESTAURANTE PRESIDENT (Castro Urdiales)
Por Alazne Martínez González
Para celebrar su 29º cumpleaños mi novio me invitó a cenar en el Restaurante President de Castro Urdiales. Y como no se cumplen 29 años todos los días, me invitó al menú de 80 euros (por pareja).
MENÚ ESPECIAL:
Dicho menú constaba de:
Entrantes
-1 buey a la plancha.
-2 nécoras a la sartén
-12 langostinos a la plancha
-4 cigalas a la plancha
A elegir carne o pescado:
-Suprema de lubina o dorada con salsa de langostinos y cama de patatas confitadas.
-Taco de merluza al horno con sus espaguetis de jibión
-Hojaldre de solomillo de cerdo ibérico relleno de foie y moras
-Rabo de buey lentamente estofado en su juego.
-Postres de la casa a elegir.
Vino tinto crianza o rueda y pan
Precio: 80 euros por pareja (IVA incluido).
Empezando por los entrantes, debo decir que eran muy frescos y de buena calidad.
Buey a la plancha:
Es un buey de buen tamaño que se debe compartir entre dos personas. Nos gustó el detalle de que el buey estuviese partido en trozos para su mejor manipulación y la utilización de un cascanueces ayudaba a llegar a las partes más jugosas del animal. Tenía muy buen sabor, bien hecho y un sabor muy suave para la gente que no le guste el interior del buey, que si es cocido suele tener un sabor fuerte y no suele gustar.
Nécoras a la sartén:
Unas nécoras troceadas con su jugo obtenido de la sartén. Estaban muy tiernas, jugosas y fáciles de comer. Te quedabas con ganas de más porque estaban deliciosas y se dejaban comer muy bien.
La última pega que veo era que igual las piezas eran algo pequeñas…
Langostinos a la plancha:
Eran seis langostinos por comensal. De pequeño tamaño (parecidas a las gambas). Tenían muy buen sabor y la piel del langostino se desprendía muy bien tanto al pelarlo con las manos, como con cuchillo y tenedor.
En este punto al pedir las cigalas, nos informaron de que no tenían cigalas (cosa que me extraño ya que el menú había sido encargado 5 días antes de la cena y tendrían que tenerlo ya que se había contratado dicho menú) pero nos lo cambiaron por un hojaldre de txangurro.
Hojaldre txangurro:
Un hojaldre relleno de salsa de txangurro o centollo y decorado con crema de puré de patatas. Estaba buenísimo, muy suave, en su punto y el hojaldre no empalagaba. Creo que mi pareja y yo ganamos con el cambio porque estaba delicioso. Creo que deberían incluirlo también en los entrantes.
De plato principal no somos muy de pescado y elegimos ambos el hojaldre de solomillo ibérico relleno de foie y moras.
Hojaldre de solomillo ibérico relleno de foie y moras:
La verdad que estaba pasable… respecto a otros platos del menú. Creo que fue el más flojillo.
Era un hojaldre con un trozo de solomillo cortado en taco y con mermelada de moras. Adornado con crema de puré de patatas y cacao en polvo.
En nuestra opinión el taco de solomillo era algo basto y hubiese estado mejor para comer y cortarlo si hubiese estado cortado en laminas más finas, ya que además aunque como se sabe el solomillo tiene que estar poco hecho o solo pasado por la plancha, nos pareció que estaba bastante crudo, por lo que aunque estaba muy bueno de sabor, fue difícil su buena degustación.
De postre, aunque nos dieron una carta muy amplia nos decidimos por dos: Crujiente de helado y Delicia de chocolate.
Crujiente de helado:
Consistía en un helado de vainilla rebozado en virutas de almendra muy finas cortadas y con un baño de chocolate por encima.
Simplemente delicioso, fresquito, no empalagaba nada, digestivo y las diferencias entre el helado frío y el chocolate y la textura entre el helado y las virutas de almendra te sorprendían en la boca de una forma muy agradable.
Delicia de chocolate:
Postre especial para los adictos al chocolate: era un pastelito presentado de forma cilíndrica con consistencia al brownie pero más suave. Acompañado de un helado de vainilla y decorado todo con hilos de chocolate.
La verdad que para una persona golosa como yo, era un postre riquísimo, tal vez para alguien que no le vaya mucho el chocolate puede llegar a cansar... aunque el helado de vainilla que acompañaba al pastelito ayudaba bastante que no se hiciese aburrido comerlo.
La diferencia entre el frío del helado y el calor del pastelillo también era una sensación agradable y sorprendente.
Como observaciones diré, que el trato fue exquisito por parte del personal, que estuvo muy atento a nuestra mesa y saber qué tal nos parecía todo. Nos sacaban los platos con tiempo suficiente como para pudiéramos degustarlos con tranquilidad pero las esperas entre acabar un plato y otro no eran muy largas, lo que fué de agradecer.
Un detalle que tuvo el personal, que como yo no bebo vino y a mi novio no le gustaba mucho el vino tinto, pidió si se lo podían cambiar por un lambrusco, cosa a la que no tuvieron objeción (por el mismo precio del menú), y cuando llegamos estaba frío en su cubitera, tampoco nos cobraron la botella de agua que bebí yo. Unos grandes detalles ambos, y demuestran que les importan los detalles y el buen trato al cliente.
Un buen restaurante para pasar una velada con tu pareja, disfrutar de tranquilidad, y degustar platos alternativos y cosmopolitas.
¡Muchas gracias Alazne por enviarnos esta opinión!
2 comentarios:
President es una de las grandes cocinas de autor de Castro Urdiales, y su barra de pinchos es exquisita, la cual sigue la misma línea que su cocina de mesa.
Jorge el cocinero del President, pone pasión en su trabajo y siempre esta dispuesto a que nuestra visita nos invite a volver, es todo un orgullo contar entre nuestros hosteleros gente como el.
Jorge, muchas gracias por tus comentarios, siempre interesantes.
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