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viernes, 6 de septiembre de 2013

Etxanobe (Bilbao)


Este año por nuestro aniversario decidimos regalarnos una cena especial en el Restaurante Etxanobe de Bilbao, un restaurante que pude conocer a fondo gracias a mi participación en un concurso de bloggers de Bilbao hace unos meses (ver artículo) y que teníamos muchísimas ganas de probar.

El restaurante Etxanobe de Bilbao es uno de lo grandes templos de la gastronomía de la capital vizcaína y de toda España. No en vano, ha sido galardonado en numerosas ocasiones con distintos premios entre los que destaca la estrella michelín que luce con orgullo.

Vista del palacio Euskalduna. Arriba a la izquierda, el Rte. Etxanobe

Ubicado en el Palacio Euskalduna, dispone de generosos salones y una impresionante terraza que ofrece unas vistas increibles sobre Bilbao y el parque de Doña Casilda. 

En cuanto a la carta del Etxanobe, ofrece de la mano de su chef, Fernando Canales, una colección de recetas tradicionales y creativas, que tienen como denominador común el mimo por la matería prima y el respeto por el sabor más puro del producto.

De entre la gran selección de entrantes, resulta imprescindible la lasaña de anchoas, buque insignia del local y receta icónica de Canales.

Destacan también los pescados, donde el bacalao y la merluza (que tiene su propio apartado en la carta) son los principales protagonistas. Además, podremos encontrar carne de Kobe y canguro para los más exóticos, sin olvidar las carnes de la tierra ya sea en forma de foie fresco, chuleta o entrecot.

Además, fuera de carta nos recomendarán aquellos platos especiales, la mayoría de temporada, que también podremos degustar durante nuestra visita.

Aparte de la tradicional carta "en papel" nos entregarán otra carta en formato iPad que hará las delicias de los amantes de las nuevas tecnologías más curiosos. En este formato, podremos ver la foto del plato terminado, una descripción del mismo e incluso un pequeño video de su preparación.

Carta - iPad
Comenzando ya con nuestra experiencia, nos acomodaron en nuestra mesa para dos en la terraza. Hacía una noche estupenda pero por si acaso teníamos un poco de frío, unas pequeñas estufas en las sombrillas se encargaban de mantener la temperatura perfecta en la terraza.

Como queríamos aprovechar la visita y probar tantos platos como nos fuera posible, nos decantamos por el Menú Gastronómico, que nos permitía elegir cinco platos de la carta (que se servirían en cinco servicios de media ración emplatada por persona), más postre individual a parte.

Tras estudiar a fondo las cartas en papel y iPad y tras pedir consejo al jefe de sala, Zigor Gutiérrez,  nos decantamos por pedir los siguientes platos:
  • Lasañaa de Anchoas
  • Ragout de Vieiras
  • "Mixto" de Bonito
  • Huevos poché con foie
  • Entrecot de Kobe
Antes de comenzar la cena nos agasajaron con un aceite excelente y dos aperitivos distintos para abrir boca: melón con salsa de sardinas y piquillo relleno de brandada de bacalao.

El melón estaba bien pero nos gustó más el piquillo, muy sabroso pese a lo pequeño que era.


Piquillo relleno de bacalao
Melón con salsa de sardinas

Enseguida llegó la lasaña de anchoas, un plato "must" que hay que pedir sí o sí en el Etxanobe, ya que es una de sus señas de identidad.

Se trata de una sopa de tomate sobre la que va colocada la pasta de lasagna y unas anchoas marinadas. El plato, que parece de lo más sencillo, tiene un sabor y una textura indescriptible y muy diferente de cualquier otro plato que hubiese probado. Sin duda lo recomiendo fervientemente.

Quiero hacer aquí un aparte para comentar que la ración, como sucedería con todos los platos del menú, era de un tamaño bastante grande para lo que solemos encontrar en este tipo de menús y en este tipo de restaurantes. Ya me lo avisaron meses antes durante nuestra entrevista "creo que nadie se va con hambre del Etxanobe"... doy fe.

Lasaña de anchoas
 
A continuación apareció el plato divertido de la noche y con él, la primera visita de Fernando Canales a nuestra mesa (no sería la última). Acudió puntual a explicarnos los componentes del Ragout de Vieiras cual artista acudiría a describir su obra durante una exposición.

Se trataba, nos contó, de unas vieiras a la plancha jalonadas por un "coral" hecho a base de mejillones y berberechos y cremas de coliflor, albahaca y espinacas que despedían un sabor brutal a la matería prima de la que estaban hechas.

Canales prosiguió con el manual de instrucciones del plato. Nos animó a que "jugasemos", combinando cada trozo de vieira con las distintas cremas: un poco de una, otro poco de la otra, ahora combinando dos distintas... el resultado era sublime y muy divertido.

Ragout de Vieiras


En el tercer acto apareció el "mixto" de bonito, una especie de tartar de bonito desmigado y adherezado con distintos ingredientes. La hamburguesa (por llamarla de alguna forma) venía sellada a la plancha por fuera y prácticamente cruda por dentro para mantener el punto jugoso deseado por el chef.

Tenía buen tamaño, un sabor exquisito y se acostaba sobre una cama de cous cous que terminaba de redondear el plato. Tres de tres y la cena comenzaba a apuntar tintes épicos.

"Mixto" de bonito

Cuarto plato: huevos poché con foie. Si el nombre del plato ya hace salivar por si solo, una vez en la mesa, supe que no defraudaría. Un gran trozo de foie fresco a la plancha con un huevo poché sobre una base de carne... tenía que estar rico sí o sí.

Tras romperlo y mezclarlo todo adecuadamente, cada una de las pinchadas eran gloria bendita en la boca. Uno de esos placeres culinarios que hay que probar alguna vez en la vida.

Pese a todo el plato no me sorprendió del todo, ya que, a su manera, recordaba a los huevos poché del Restaurante Don Ángelo de Bilbao.

Huevo poché con foie
 
A estas alturas de la película ya no sabíamos qué esperar del quinto plato de nuestro menú. La carne de buey de Kobe es una de las carnes más valoradas y exclusivas del planeta (ya sabéis, les dan masajes a los bichos y tal...) y a priori, el plato y el escenario apuntaban a que sería el plato de la noche... pero hete aquí que llegó la decepción de la velada.

A simple vista, el plato en sí no se diferenciaba demasiado de las "laminas de entrecot" de cualquier restaurante vasco y una vez probada la carne, pese a estar deliciosa, suave, tierna y cocinada al punto lo cierto es que tampoco se diferenciaba demasiado de una buena carne local...

Resumiendo, un plato riquísimo pero para mi gusto el más flojo de la noche, el menos sorprendente... y que, en mi opinión, ni mucho menos justifica su precio en carta (39€... por bastante menos tenemos opciones locales en la carta igual de ricas o más).

Entrecot de Kobe


Llegaba el turno de los postres, que podíamos elegir indivualmente. Como la cosa estaba de compartir, nos pareció buena idea elegir dos postres distintos y compartirlos.

En primer lugar elegimos el "Falso huevo frito", que visualmente clavaba el aspecto de un huevo frito, sustituyendo la clara por una cuajada ahumada de oveja (deliciosa) y la yema por una crema de mango, que juntas dejaban un sabor de boca verdaderamente armonioso.

Falso huevo frito


El segundo postre fue la "Tarta fina de pera", una especie de tarta de manzana versión peril que horneaban al momento y que tardó unos 15 minutos en aparecer.

La espera estuvo más que justificada... un postre indispensable para los amantes de las tartas de manzana y que poco o nada tiene que ver con la tipica tarta de manzana dura, tiesa y fría... todo lo contrario. El hojaldre, tibio y con un gran sabor a mantequilla, se deshacía en la boca junto a la pera perfectamente cocinada.

Acompañaba un helado de leche merengada que remataba la faena al aportar el contraste frío-calor al plato. De 10.

Tarta fina de pera


¿El vino? Ah sí! Pedimos una botella de blanco verdejo D.O. Rueda 2012 de la casa Marques de Riscal,
que elevó la cuenta unos 14€... un precio ridículo tratandose del restaurante en el que nos encontrabamos... y es que es fácil encontrar este vino más caro en otros restaurantes de menor nivel.

Hablando del vino, obvia decir que nos lo abrieron en la mesa, con todo su ritual, y que nos lo sirvieron en todo momento a su temperatura óptima de consumo. ¡Por cierto! Casi me olvido de decir que el vino estaba riquísimo.

El servicio fue correcto y muy atento en todo momento, sin llegar a agobiar, algo muy habitual también en este tipo de restaurantes. En todo momento nos hicieron sentir cómodos, incluso cada vez que el chef Canales (pura simpatía) se acercaba a nuestra mesa la sensación de comodidad, de estar "como en casa", era palpable.

Me gusta resaltar esto porque no es fácil de conseguir que un comensal se encuentre cómodo y como en casa en su primera visita a un local, y menos a un local de este nivel en el que las distancias suelen estar más marcadas.

En cuanto al precio, a estas alturas, después de casi tres horas de disfrute sin igual casi era lo de menos. Fueron 76€ de menú gastronómico por persona más 14€ de la botella de vino, en total 166€. No nos cobraron ni el agua ni los chupitos de crema de orujo con hielos que tomamos para terminar la cena.

Curiosos dulces en forma de botón para acompañar la copa

Además, nos fuimos con regalo incluido, puesto que el chef Canales tuvo a bien regalarnos uno de sus libros de cocina, convenientemente autografiado para la ocasión... otro detalle más que hizo que nos fuesemos del restaurante con la sensación de haber disfrutado de una de las mejores cenas que recordamos. Sin duda, una de las mejores desde que las compartimos con vosotros en el blog.

Regalo del chef Canales


En resumen, solo se me ocurren cosas buenas para describir nuestra experiencia en el Restaurante Etxanobe de Bilbao. La comida, el servicio, los detalles, la decoración... todo aporta un aura mágico que hace de cualquier velada un auténtico disfrute.

Los 7 platos que elegimos (5 más 2 postres) fueron un éxito rotundo. Además, el tamaño de las raciones permitía disfrutar de los platos a gusto (no se acababan en dos pinchadas) y por supuesto, facilitaban que no nos quedaramos con hambre, ni mucho menos.

Quienes seguís el blog con asiduidad, sabéis que me gusta valorar la experiencia en su conjunto. Me refiero a que creo que no solo es importante la comida, sino la experiencia global que se vive en el restaurante. Y creedme que no os engaño cuando os digo que nuestra experiencia en Etxanobe fue de 10.

Obviamente, el gran handicap del restaurante Etxanobe es su elevado precio que hace que no sea precisamente recomendable para acudir a comer todos los días. No obstante, os recomiendo encarecidamente la visita, preferiblemente en pareja y/o en algúna ocasión especial. Seguro que no os arrepentís.

Etxanobe (Bilbao)

  • Dirección: Palacio Euskalduna, Avenida Abandoibarra, 4, Bilbao
  • Teléfono: :944 42 10 71

4 comentarios:

ConUnZapatoEnCadaMano dijo...

A mi las raciones me parecieron más que escasas.
Por otra parte, sé de más gente que ha ido y les han obsequiado con un libro firmado por él. A mi no...

superjau dijo...

Hola! Gracias por tu testimonio.

Comparando con otros menús del estilo en restaurantes similares considero que las raciones estaban muy bien, al menos en mi caso. No nos quedamos con hambre ni de lejos, cosa que sí me ha pasado en algunos otros restaurantes, como el Zortziko, en cuyo artículo ya comenté que las raciones fueron demasiado justas.

De todas formas, obviamente cada cual tiene su percepción de lo que es una ración escasa.

En cuanto a lo del libro, durante la cena vi como se lo regalaba también a una pareja mexicana que estaba también en la terraza. Supongo que será un detalle que tiene con algunos clientes por el motivo que sea. En cualquier caso, me pareció un detalle genial.

¡Un saludo!

prometeo dijo...

No voy a disimular mi envidia ni siquiera un poco,por que de eso es de lo que me he hinchado cuando he visto el articulo.
...Y voy a explayarme un poco por que me apetece.
Nunca he estado en el Etxanobe (pero no he de morir sin hacerlo que para algo tengo un hijo que hizo practicas en él)y aún así todo lo que he visto y oido de primera mano ,me gusta. y me explico.
Soy de buen saque y no suelo quedarme con hambre en los restaurantes(seguramente en el Etxanobe tampoco)pero aunque así fuese , si a cambio obtengo nuevos sabores,nuevas texturas,nuevas presentaciones y un buen servicio, me doy por satisfecho y agradecido.
Soy un defensor acerrimo de considerar el "pintxo" como alta cocina.No me hace falta llenar la tripa(algo que puedo hacer con un plato de patatas fritas y mahonesa)si no deleitar el paladar con esquisitos sabores.
¿Se aprecia mejor un vino de reserva cuando bebes litro y medio?
¿Pedimos en una perfumeria el frasco más grande que tengan de colonia? como estos ejemplos podria poner miles,pero todos llevan a la misma idea.
Cuando vamos a un restaurante como Etxanobe llevamos la erronea idea de que devemos de salir "cebaos", que nos tienen que poner las chuletas más grandes y cervezas en jarras de litro; cuando en verdad tendriamos que agradecer(lo hacemos pagando,eso si)que un artista de la cocina nos haga probar seis o siete obras de arte sin que con la primera estemos "reventaos"(cosa que les resultaria muy facil).
Señores, estamos hablando del Louvre de la cocina...¿quien le diria al encargado:"Tio ,la Gioconda es diminuta, no tienes un cuadro más grande?"

Saludos y enhorabuena Super.

superjau dijo...

Creo que lo has descrito a la perfección prometeo, estoy de acuerdo contigo.

Yo que soy muy fan de los menús degustación casi siempre he salido saciado, en ocasiones hasta demasiado.

Si un menú degustación está bien balanceado no hay porque quedarse con hambre. Y en general, siempre lo están salvo algunas excepciones.

Gracias por tu comentario y te ánimo a que vayas al Etxanobe lcreo sinceramente que no te defraudara.


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